Hay veces que con querer no basta, hay que hacer. Así que luego de tantas complicaciones ellos llegaron a la pirámide mas vieja de la historia, aquella que las civilizaciones actuales aún no conocen, aquella que se encuentre en el corazón del Cairo. Y tanto sacrificio tuvo su recompensa puesto que todos consiguieron lo que anhelaban, pero mejor les contare lo que sucedió allí.
El grupo completo llegó a la pirámide y allí adentro se separaron por primera vez, cada uno tomó el camino que creía necesario para encontrar lo que buscaban. Lucila decidió caminar sola, puesto que tenía demasiadas dudas y no quería ser influenciada por otros. Así que transitó por aquellos oscuros pasadizos, la energía la guiaba y le mostraba el camino, le indicaba donde había un atajo secreto que la condujese, estaba como en trance guiada solo por el instinto. Y así llego a la antesala donde se escondían los secretos de Toth, y, bañado en oro, estaba el libro escrito por él con la gran sabiduría del universo.
Lucila leyó y leyó hasta que encontro el hechizo, la convinación exacta para terminar con aquel tormento, y tan segura estaba que lo recitó sin miedo, sin titubear. Lo que ella no sabía es que dejar la deidad duele, el dolor se apoderó de su cuerpo, de sus músculos, de sus huesos, de cada una de sus células. La única forma de acabar con él es la muerte, pero si te matas todo sería en vano porque reencarnarías y seguirías recordando todo. El miedo se apoderó de ella, y su voluntad flaqueo y estaba por rendirse cuando vio a Damon entrar en el recintó.
Quizo gritarle pero la voz no salía de su cuerpo, no quería decirle que lo amaba, sino que no lo hiciera, que no realizara lo que había ido a hacer... No temía por Damon...Temía por él...
Pero Damon lo hizo, comenzó a buscar frenéticamente en el libro de la sabiduría, solo cuando encontró lo que buscaba se dio cuenta de la presencia de Lucila, y corrió a ayudarla, pero no había nada que hacer por ella salvo matarla.
Damon: Deja que te mate, entonces podrás terminar con este dolor, y cuando renazcas yo voy a estar esperándote para estar juntos, si morís vas a poder volver conmigo, y estaremos por siempre juntos.
Ella se negó y resignado Damon convocó al Dios del Poder, quien se hizo presente inmediatamente. Al verla retorciéndose en el piso quiso correr a ayudarla, pero ahora él estaba destinado a una pelea mágica a muerte por el Poder, y solo al morir o matar podría terminar con ello. El Dios sabía que Damon era demasiado fuerte y que ganarle le llevaría mucho tiempo, por lo que decidió no enfrentarlo, y dejo que Damon lo hiriera hasta que él recibió un golpe mortal, coronándose ganador Damon y rompiendo el hechizo que le impedía al Dios ir por aquella muchacha.
Mientras tanto Lucila vio como aparecía ante ella el hombre de sus sueños, pero como siempre no podía ver su rostro, solo veía que Damon lo estaba matando, ya no quería que acabase ese dolor, porque el dolor le permitía estar allí y poder descubrir al fin a ese hombre misterioso, al hombre al que amaba realmente, porque había comprendido que por mucho que quisiese a Damon jamás lograría amarlo... Por que ya sabía quien era el hombre de sus sueños y quería confirmar que no se había equivocado y que en todo ese tiempo nada había cambiado en su sentir. Quería detener a Damon, que no lo mate, ¿Por qué su amado no se defendía?
Cuando el Dios cayó derrotado ella junto las pocas fuerzas que tenía para acercarse a él mientras él intentaba lo mismo, vio su rostro y le susurró aquellas palabras que solo cobraban sentido con él: "TE AMO". "Y yo a vos Lu" fue su respuesta. El miedo a perderlo la invadía, pero la felicidad de estar a su lado también, ¿acaso había mejor final que terminar juntos?
Y la muerte los encontró allí, el final de dos dioses unidos por el amor. Es tan extraño ese sentir que por infinitas reencarnaciones siguieron reencontrándose y amandose, jamás separandose y afrontando los diferentes problemas que sus diferentes vidas le ponían por delante, pero siempre juntos. Los demás del grupo consiguieron lo que habían buscado.
Yo supe todo lo que ella sentía porque el miedo siempre estuvo allí hasta el final, y por eso puedo contarles como terminó. Hoy sigo esperando a un nuevo portador, a alguien que quiera ser deidad, pues los humanos no saben que la verdadera deidad esta en ellos, y que no nos necesitan a nosotros para dominarnos.
Lucila y Nicolas son la viva imagen de ello, ella le da el poder de enfrentar todo, y él gana gracias a la confianza que siente con ella, mientras que él le da la seguridad que ella cree perdida, dándole el valor de luchar siempre por lo que siente. De encontrar dentro de uno lo que siempre buscamos fuera.